domingo, 19 de septiembre de 2010

El Quejigo del Amo o del Carbón

A escasos kilómetros del municipio de Valdepeñas de Jaén se encuentra un ejemplar centenario de esta especie, llamado del Amo o del Carbón. Sus doce metros de perímetro hacen pensar que puede ser uno de los mayores de Andalucía. Sirva de ejemplo el hecho que bajo su sombra se podrían cobijar hasta 200 personas. Alcanzar estas dimensiones es fruto de sus más de 500 años de vida. Esta majestuosa presencia parece que motivó que su dueño repitiera incansablemente que le pertenecía siendo, quizás, este el origen de su nombre.

El hombre también tuvo algo que ver en el aspecto de este Monumento Natural. No es habitual que esta especie de árbol experimente tan acusado crecimiento de su tronco, en contraposición al escaso desarrollo de la copa. No en vano, a este singular árbol se le conoce también como Quejigo del Carbón, haciendo referencia a su antiguo aprovechamiento. Parece ser que fue objeto de continuas podas con el fin de obtener materia prima con la que producir carbón. Esta intervención provocó su peculiar forma.

Este árbol se halla a unos 1.800 metros de altitud, en un entorno propio de la Sierra Sur de Jaén. Su topografía abrupta, junto a un ambiente húmedo, soleado y relativamente fresco, favorece el desarrollo de esta especie de hoja caduca. De sus ramas es posible observar unas curiosas formas redondeas, conocidas como agallas, que aparecen como respuesta a las sustancias químicas de algunos insectos u hongos. En las inmediaciones abunda una vegetación formada por pinos laricios y carrascos, encinas, acebuches, cerezos y otros frutales.

La ruta partía esta vez desde el Pantano del Quiebrajano hasta donde me desplacé en coche. Desde allí sabría que me quedaba lo más duro ya que pensaba que tendría que subir camino de Castañeda por un carril en un mal estado y de fuerte inclinación. Nada mas lejos de la realidad.

El Carril había sido pavimentado en su totalidad, estaba en buen estado y la ruta se convirtió en un disfrute del paisaje.
Con los primeros rayos se podía ver el pantano bajo mis pies brillando como un espejo.

Una vez llegué a pista forestal me encontré (nunca había estado por ahí), con un paraje impresionante. En plena Sierra Sur de Jaén pude ver el cerro Pitillos y sus gigantes, formados por un colosal bloque de caliza esculpido por el agua y el viento. La cola principal del pantano nace de este valle, el cuál le aporta la mayoría de agua al embalse.

A golpe de pedal y abriéndome paso por el valle, siempre hacía arriba, llegué al majestuoso Quejigo. Me quedé helado de ver el tronco del árbol centenario.

Allí descanse una media hora a su sombra hasta que tome de nuevo el camino de vuelta, ahora si, en casi todo descenso.

Os dejo como siempre el track de la ruta y unas fotos.

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